jueves, 23 de agosto de 2012

Día 3, martes 10 de julio: Skansen y paseo final por la ciudad

Comienza nuestro último día en Estocolmo y tenemos que decidir qué queremos ver. En los dos días anteriores hemos recorrido toda la ciudad, algunas zonas como Gamla Stan varias veces, hemos realizado el típico paseo en barco y hemos visto el museo Vasa, además de ver Estocolmo desde distintos miradores de la ciudad, como desde la torre del ayuntamiento o desde Catalina. Tras mirar la guía constatamos que en la ciudad hay dos cosas que no hemos visto: el interior del Palacio Real y el museo Skansen, sin contar el palacio de verano de Drottningholm, que se encuentra a unos kilómetros de la ciudad y que habíamos decidido no ir porque no queríamos emplear toda la mañana en verlo.

La verdad es que no sabemos muy bien por qué opción decidirnos. Por un lado, estamos seguros de que el Palacio Real nos gustará, pero pagar 150 coronas cada uno nos parece a todas luces excesivo, máxime cuando no es que sea el palacio más bonito y famoso de Europa. Skansen, de precio similar, no me atrae demasiado, pero consideramos que es algo mucho más típico de Estocolmo y algo diferente respecto a lo que se puede ver en otras ciudades. Además, en algo tenemos que dedicar el día, ya que nuestro avión no sale hasta las 20:35, por lo que puede decirse que tenemos casi el día entero para dedicarle a la ciudad.

Skansen: un viaje al siglo XIX.
Así, tras despertarnos a las ocho y media, y tras desayunar y hacer el checkout, salimos a la calle rumbo a Skansen, tras pasear un rato viendo los alrededores del hotel, incluyendo la iglesia Adolf Frediks Kyrka, a la que dedicamos unos minutos puesto que aparece en nuestra guía. Como Skansen se encuentra bastante alejado, compramos unos tickets para el tranvía que encontramos increíblemente caros. Nos montamos en Sergerls Torg en un tranvía lleno hasta los topes que nos lleva dando un bonito paseo por Strandvägen, haciendo el mismo recorrido que hicimos andando dos días atrás para ir al museo Vasa, y que nos deja en Skansen a las once menos diez. Hemos gastado ya media mañana, gracias a que hemos podido dedicar este día a dormir un poco más.

Tras pagar la entrada, nos dirigimos hacia el interior del museo. Skansen es un museo al aire libre donde se muestra cómo se vivía en Suecia en el siglo XIX. Así, está lleno de diferentes casa típicas suecas, con muebles en muchos casos originales, además de haber distintas casas en cuyo interior se realizan trabajos artesanales como carpintería, mecánica o panadería. Por otra parte, en un extremo del museo hay un pequeño zoo con osos y animales marinos que hacen las delicias de los niños. No me llama demasiado, pero no me arrepiento de haber ido: es una de las cosas típicas de Estocolmo, y seguramente hemos dedicado más tiempo del que le habríamos dedicado al Palacio Real, así que podría decirse que hemos aprovechado más la mañana.

Skansen.

Vistazo final a Gamla Stan.
A las doce y media damos por finalizada nuestra visita a Skansen y nos dirigimos en tranvía hasta el final, o el comienzo según se mire, de Strandvägen, el boulevard que tanto nos había gustado el primer día. Allí, volvemos a ver uno de los edificios que más me han gustado de Estocolmo, el Kungliga Dramatiska Teatern. Tras hacer unas cuantas fotos por última vez de las vistas que se tienen de Estocolmo en general y de Gamla Stan en particular, nos dirigimos a comer a Gamla Stan, tras conseguir entrar en la Jacobs Kyrka, la iglesia que tanto destaca por fuera con su color rojizo. Al igual que la mayoría de las iglesias que he visto, el interior me parece demasiado soso.

Tras comer en el mismo italiano que el día anterior nos pasamos la tarde dando vueltas por la ciudad sin saber muy bien a dónde dirigirnos. Podríamos haber ido al Palacio Real, pero estamos un poco desganados como para gastarnos 600 coronas para ver un palacio que seguramente veamos en media hora. En ese momento pensamos en lo bien que nos habría venido tener el avión unas horas antes. Aunque nunca se sabe, basta que hubiéramos tenido el avión antes para que hubiéramos estado muy agobiados.

Adiós Estocolmo. Hola Helsinki.
Finalmente, como no tenemos nada mejor que hacer, vamos al hotel, recogemos las maletas, constato que no saben en Recepción de un reloj que estoy completamente seguro de haberme olvidado en la habitación, y cogemos un taxi que nos deja en Arlanda a las 18:16. El taxista, un somalí muy majo con el que hablo todo el trayecto, se lleva de regalo los tickets del tranvía que nos sobraron: estamos generosos tras habernos encontrado 450 coronas en una calle de Estocolmo. Tras hablar, con mucha sorpresa por nuestra parte, en castellano con la chica del mostrador de Finnair y matar el tiempo jugando a las cartas en el que seguramente sea el aeropuerto más vacío que he visto en mi vida, el avión de Finnair realiza el trayecto entre Estocolmo y Helsinki en apenas cuarenta minutos, llegando a las diez y veinte hora finlandesa. El trayecto lo realizamos muy cómodamente, en un avión de cuatro plazas por fila, y, aunque Finnair no tiene todas las comodidades de Lufthansa, al menos nos dan algo de beber.

Tras recoger nuestras maletas cogemos un coche cuyo taxímetro aumenta a la velocidad de la luz. Nos damos cuenta de que todavía es de día siendo la hora que es, por lo que tras llegar al hotel, que es una antigua cárcel transformada, decidimos no salir a dar ninguna vuelta: son las once y media y al día siguiente queremos madrugar, y con la claridad que hay no parece que vayamos a ver la ciudad muy distinta a como la veremos al día siguiente durante el día.

Pasillo del hotel.


Habitación del hotel.

Gastos del viaje.
El último día en Estocolmo resultó bastante barato, debido a varios motivos. El primero de ellos es que apenas nos quedaban sitios turísticos por conocer, por lo que únicamente gastamos dinero en Skansen. Por otro lado, íbamos a cenar un bocadillo en el aeropuerto, por lo que nos ahorrábamos una comida. Y por último, el encontrarse 450 coronas en la calle ayuda bastante.
  • Comida: 664 coronas
  • Skansen: 200 coronas
  • Tickets del tranvía: 200 coronas
  • Taxi de Estocolmo: 420 coronas
  • Varios: 52 coronas.
  • Taxi de Helsinki: 49.60 €.
  • Total: 179.85 €, 44.96 € por persona aproximadamente.

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