sábado, 8 de junio de 2013

París: Conclusiones

Tras unos cuantos viajes en los que había visto ciudades desconocidas para mí, y un poco exóticas, entendiendo exóticas como que no son las típicas París, Londres y Roma que todo el mundo conoce, esta vez visitaba una ciudad que prácticamente conoce todo el mundo. Así, a diferencia de otras ciudades, de las que solo sabía que eran bonitas pero que apenas sabía qué podían ofrecerme (siendo sinceros, yo era incapaz de citar el nombre de tres lugares turísticos importantes de Viena o de Múnich, mientras que de París me salían casi diez de carrerilla), de París conocía bastante bien qué era lo que me iba a ofrecer. En este sentido, era un viaje algo distinto para mí.

Y, no sé si será por ese conocimiento previo que tenía de París, pero no he vuelto tan encantado como esperaba. No es que no me haya gustado París. Tiene edificios preciosos como el Panteón o Los Inválidos, y lugares como Montmartre, con un aura indescriptible que todavía no he encontrado en ninguna de las ciudades que he conocido. Pero con París me ha ocurrido que disfrutaba de los monumentos importantes, como el Panteón, el Arco del Triunfo o la torre Eiffel, y en cambio no disfrutaba tanto en el camino entre ambos monumentos.

La verdad es que tengo bastantes explicaciones a esto, aunque algunas de ellas no sé si tienen mucho sentido:

  • La primera de ellas es que las distancias en París son enormes, mucho mayores que en la mayoría de ciudades que he visitado. Esto hacía que me diera más pereza ir a visitar monumentos menos importantes. Así, mientras en ciudades como Praga o Viena, por ejemplo, apenas había que andar unos pocos metros para encontrar un palacio, una preciosa iglesia o algún monumento interesante, en París las distancias que había que recorrer eran mayores, por lo que muchas veces pensaba: "bueno, tampoco es algo tan importante, no voy a andar diez minutos de ida y diez de vuelta para sacar la foto y volver". Es verdad que las calles eran bonitas, con casas preciosas, sobre todo en los alrededores de la Île de la Cité y en las orillas del Sena, por lo que el paseo no sería desagradable, pero el hecho de tener que andar tanto para encontrar una iglesia, un palacio o algo similar me desmoralizaba un poco.

  • Otro motivo, y reconozco que es un poco raro, es que siempre pienso en París como una ciudad a la que puedo ir en cualquier momento, que está aquí al lado. Cuando visitaba Viena, por ejemplo, tenía la sensación de que veía una ciudad que no iba a pisar en muchos años, por lo que aprovechaba todo el tiempo en ver todo lo que aparecía en la guía, consciente de que pasarían muchos años hasta que volviera a Viena. En cambio, con París pensaba: "bah, si puedo volver en cualquier momento, me da pereza ir ahora a ver esta cosa concreta, la veré la próxima vez". Y me quedaba sin ver ese lugar concreto. El ejemplo más claro ha sido Versalles: si Versalles hubiera estado en otra ciudad, no habríamos dudado ni un segundo en verlo. Es posible que esta teoría sea una tontería, porque hoy día cuesta lo mismo ir a París o a Viena, pero en mi defensa tengo que decir que cuando a uno se le presenta la oportunidad de realizar una escapada de fin de semana, no para conocer a fondo una ciudad, sino para pasearla, es más fácil que Londres o París sea el destino, antes que Praga o Viena, por ejemplo. Quizá el hecho de que prácticamente todo el mundo conozca París o Londres (de hecho, París fue la primera ciudad del extranjero que conocí), y en cambio no conozca Viena o Praga, me haya influido a pensar en esa cercanía. Me ha pasado como mucha gente que cuando viaja visita todos los museos e iglesias posibles, pero apenas entra en los museos o iglesias de su ciudad, porque "puede ir en cualquier momento".

  • Por último, el tiempo no ha sido el más agradable para visitar una ciudad. Es verdad que no nos ha llovido y tampoco es que nos haya hecho mucho frío, pero una ciudad cambia mucho con sol, y las nubes que han ocultado el sol durante todo nuestro viaje han afeado un poco a París.


Pero tampoco quiero dar la sensación de que no me ha gustado París. Simplemente, no he tenido la sensación de ver algo "exótico", como Viena o Berlín. Seguramente, el hecho de que la primera vez que viajar al extranjero fuera para visitar París ha hecho que la vea como una ciudad menos exótica que otras. Pero como digo, París tiene unos lugares de una belleza impresionante que me han encantado.

El primero de ellos, Notre Dame de París: la estampa del Sena, la iglesia, los árboles, la hiedra... no hay palabras para describir esa imagen. Bien es cierto que el interior de la iglesia no me ha parecido muy espectacular, a decir verdad ninguna iglesia de París me ha llamado mucho la atención, pero el exterior compensa con creces su interior. Pero Notre Dame no ha sido el único lugar: cómo no me iba a impresionar del Arco del Triunfo, alzándose majestuoso al final de los Campos Elíseos, o la conocidísima torre Eiffel, si bien es verdad que me la esperaba más grande, o edificios como Los Inválidos o el Pantéon. O incluso los museos, que no suelo apreciar mucho, me han encantado: tanto el Museo d'Orsay como el Louvre como el Centro Pompidou. He disfrutado mucho visitando los tres museos. Y como colofón, el barrio de Montmartre, que me ha encantado, sin duda, lo que más me ha gustado de París.

Por otro lado, una de las cosas que más me ha gustado de París es lo preciosa que es de noche. A diferencia de otras ciudades donde por la noche apenas iluminan sus edificios, como en Berlín o en Múnich, París de noche es espectacular, y para alguien que le encanten las fotos nocturnas es una pasada. Por primera vez, me han faltado noches para poder fotografiar todo lo que quería, ya que me fue imposible fotografiar la basílica del Sagrado Corazón de noche. Ya tengo una excusa para volver a París.

Y hablando de fotografías, en París nos atrevimos a sacar el trípode por primera vez durante el día, y tengo que decir que fue un acierto: nos hemos vuelto con muchas fotos de nosotros dos juntos, y en casi todas salimos muy bien. Así, a diferencia de otros viajes, donde tenemos muchas fotos juntos de noche y pocas de día, y en muchas ocasiones mal sacadas, de este viaje nos volvemos con muchas fotos preciosas en las que salimos juntos. Lo hemos decidido: de ahora en adelante, trípode también durante el día.

El único pero que le pongo a la ciudad es que mientras me han encantado las cosas importantes, no me he llevado ninguna sorpresa con alguna de las cosas menos conocidas. Si alguien me pregunta por París, no podré decirle una iglesia escondida, un monumento que apenas se cita en la guías, como sí puedo decir de otras ciudades... Eso es quizá lo que menos me ha gustado de París, que no me haya sorprendido, me han encantado todo lo que esperaba que me iba a encantar, pero no he descubierto nada escondido.

Otra de las espinas que tengo clavadas es que tengo la sensación de que no hemos disfrutado tanto de la ciudad como deberíamos, en el sentido de que, al ser tan grande la ciudad y tener que dedicar tanto tiempo en desplazamientos, en muchas ocasiones tenía la sensación de que llegábamos al monumento, sacábamos una foto y nos íbamos corriendo al siguiente. Mirando hacia atrás, quizá cambiaría algunas cosas, como comer un bocadillo en las escaleras de Monmartre, viendo tranquilamente el Sagrado Corazón, o en las escaleras de Trocadero, admirando la torre Eiffel (en nuestra defensa tengo que decir que comimos un panini mientras admirábamos la torre Eiffel, pero de pies y casi a la carrera). Tengo la sensación de que apenas he disfrutado de estos monumentos por verlos corriendo, aunque seguramente no sea así.

Gastos del viaje
Mientras preparaba el viaje, en todas partes leía que París era un sitio muy caro, sobre todo en los restaurantes. Sin embargo, yo no he podido apreciar diferencias respecto a otras ciudades salvo en el precio del hotel. Así, por el hotel pagamos quizá algo menos de lo que estamos acostumbrados a pagar en nuestros viajes, pero a cambio dormíamos en un hotel de tres estrellas bastante alejado del centro, ya que los hoteles céntricos eran muy caros para nuestro presupuesto, incluso con los descuentos que tenemos en hoteles de la cadena Accor. También es verdad que los lugares para visitar sí que me han parecido bastante caros: 9.5 € por subir al Arco del Triunfo, 7.5 € por entrar al Panteón (donde no pude subir a la cúpula debido a las obras), 12.5 € por el conjunto Sainte Chapelle más Conciergerie... Para compensar, la Paris Museum Pass me parecía una tarjeta bastante asequible para todo lo que incluía, de las más asequibles que he visto nunca. Nosotros compramos la tarjeta de dos días, que costó 39 €, aprovechando su funcionamiento, que no era otro que escribir en la tarjeta el primer día de uso, y que luego modificamos por otro día, cuando pasaron los dos días, para poder usarlo un día extra. Con esta técnica nos ahorramos 15 €, pues la de cuatro días costaba 54 €. Como se puede comprobar a continuación, la tarjeta nos salió bastante a cuenta, porque estas fueron las atracciones en las que entramos:

  • Arco del Triunfo: 9.5 €
  • Panteón: 7.5 €
  • Sainte Chapelle y Conciergerie: 12.5 €
  • Museo del Louvre: 10 €
  • Museo de Orsay: 9 €
  • Centro Pompidou: 13 €
  • Total: 61.5 €

Es decir, nos ahorramos 21.5 € (si bien es cierto que sin la Paris Museum Pass seguramente no habríamos entrado al Centro Pompidou o a la Conciergerie, pero eso fue una ventaja de la tarjeta: gracias a tenerla, entramos) pero sobre todo nos ahorramos las colas en el Museo de Orsay y en el Museo del Louvre, por lo que se puede decir que nos salió muy a cuenta la tarjeta.

En cuanto a la comida, ahorramos bastante porque este ha sido el viaje que más hemos ido de comida rápida, pues comimos un día en el McDonalds, otro día en un restaurante turco y otro día comimos un panini. Por otro lado, en las cenas íbamos a restaurantes normales, del que solemos ir en cualquier ciudad, y no noté que los precios fueran más caros que en otras ciudades, salvo en el Hard Rock Café. De hecho, incluso agradecí que no tuviéramos que pagar por el agua.

Por último, sí que me pareció muy caro el transporte en París: estuvimos cinco días y tuvimos que coger cuatro bonos de diez viajes, a 13.30 € cada uno. Es decir, gastamos cada uno 26.60 € por usar el metro durante cinco días, me pareció una pasada. Por otra parte, como en casi toda Europa, el viaje de París al aeropuerto fue carísimo: 9.5 € de ida y otros tanto de vuelta implicaron que gastáramos más de cuarenta y cinco euros en transporte, y eso que no salimos de la ciudad (habrían sido más de sesenta euros si hubiéramos ido a Versalles).

Así, el gasto aproximado en este viaje ha sido el siguiente:
  • Avión: 218.71 €
  • Hotel: 143.25 €
  • Comida: 131.70 €
  • Turismo: 62.50 €
  • Transporte: 45.60 €
  • Varios: 12.75 €
  • Total: 614.51 € por persona

Como se puede ver, no puede decirse que el viaje nos haya salido muy caro, ya que hemos estado cinco días en una de las ciudades más caras de Europa, y si descontamos el avión, porque pocas opciones existen para evitarlo, hemos gastado cada uno ochenta euros al día en hotel, comida, transporte y demás. Creo que está muy bien. De hecho, en total, hemos pagado sesenta euros menos que en el viaje que hicimos el año anterior a Berlín.

Conclusiones finales.
Como ya he dicho, París no me ha disgustado, pero quizá podría decirse que no me ha sorprendido tanto como otras ciudades, quizá porque ya sabía lo que me iba a encontrar. Obviamente, el balance final es positivo, pues hemos visto todo lo que queríamos ver, casi todas las cosas importantes salvo Versalles, y la verdad es que nos ha gustado mucho. Lo que más me ha gustado es la cantidad de monumentos impresionantes que tiene la ciudad, y que no voy a citar de nuevo. Lo que menos me ha gustado ha sido la distancia que había que recorrer entre monumentos, que en ocasiones me ha impedido disfrutar los monumentos con el tiempo necesario. Esto me lleva a pensar en que quizá el próximo viaje que haga a París sea una escapada de fin de semana, en la que lo único que hagamos sea pasear y disfrutar de la ciudad, con la tranquilidad de que no tenemos un plan que seguir, y que nos permita disfrutar con el tiempo que se merece algunos lugares como la torre Eiffel o el Sagrado Corazón.

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