domingo, 30 de septiembre de 2012

Conclusiones

Quizá la mejor forma de hacer un resumen del viaje, con las conclusiones que he sacado de cada ciudad, es hacer en primer lugar un breve resumen de cada una de las cinco ciudades que he visitado.

Estocolmo: Una estampa ideal.
Estocolmo era la ciudad más importante del viaje, a la que más tiempo le íbamos a dedicar, y la que más ganas tenía de conocer junto con Tallin. Y no me ha decepcionado. A pesar de que tuvimos mala suerte con el tiempo el primer día, supimos sobreponernos y hacer una visita relativamente completa de la ciudad.

Más que una ciudad monumental, con edificios que deslumbran, con la belleza de sus iglesias o sus palacios, Estocolmo me ha parecido una ciudad bonita para pasear, viendo sus islas y la gran cantidad de agua que hay presente en la ciudad. A diferencia de muchas otras ciudades, que basan su atractivo turístico en palacios, iglesias, calles, edificios, Estocolmo no tiene, al menos para mí, un edificio, palacio, iglesia... que maraville, que cautive. Lo bonito de Estocolmo es su característica ubicación, algo que no se encuentra en la mayoría de las ciudades, ya que está completamente rodeada de agua, por todas partes. De hecho, si tuviera que decir qué es lo que más me ha gustado de Estocolmo, diría que son las vistas de la ciudad desde la torre del ayuntamiento y desde el mirador de Catalina. Sí, más que algo en concreto, me ha gustado la ciudad en sí, en general, los paseos mientras se veía Strandvagen, o las vistas de Gamla Stan desde Skeppsholmen.

Por supuesto que ha habido edificios que me han gustado mucho, como el ayuntamiento, que por dentro me ha parecido bastante bonito, o como el Kungliga Dramatiska Teatern, cuya fachada que me han parecido muy bonita, o lugares como Gamla Stan en particular y Stortorget en general, y sitios como el museo Vasa, cuyo barco que alberga en su interior me ha impresionado, pues no esperaba encontrarme nada semejante. Pero salvo eso, no hay nada concreto que me haya cautivado. Las iglesias son, como en la mayoría de los países nórdicas, muy simples y poco decoradas, muy distintas de mi gusto, y el palacio real, el único lugar en el que podía encontrar algo de lujo y decoración, no me llamó mucho la atención como para entrar, sobre todo debido al excesivo precio de las entradas, muy acorde con el nivel de vida sueco. Como he dicho, me ha gusto mucho Gamla Stan en general, sobre todo de noche, cuando era muy curioso ver completamente vacías las calles que horas antes estaban a rebosar de gente. Mi gran decepción, no poder ver las estaciones del metro de Estocolmo, ya que estaban cerradas por obras.

A pesar de que me ha gustado mucho, los casi tres días que dedicamos a la ciudad nos parecieron al final un poco excesivos, y la prueba de ello fue que no sabíamos qué hacer después de comer. A toro pasado, quizá habría sido mejor haber tomado un avión a media tarde en vez de a las ocho de la tarde, pero tampoco habríamos hecho gran cosa en Helsinki con esas dos horas de más. A pesar del mal sabor de boca de la última tarde, me voy de Estocolmo con la sensación de que por fin he visitado una ciudad que tantas ganas tenía de conocer.

Helsinki: la ciudad que menos me ha gustado.
Helsinki era una ciudad en la que había depositado muy pocas esperanzas, y no sé si fue debido a la idea preconcebida que tenia o al cielo encapotado durante toda la mañana, pero la verdad es que no me gustó mucho la ciudad. Obviamente, no me arrepiento de haber ido, ya que considero que la catedral luterana de Helsinki ha sido una de las grandes atracciones del viaje, y me ha encantado, presidiendo la plaza del Senado. Sin embargo, el resto de la ciudad no me ha llamado mucho: la catedral roja de Uspenski no me ha desagradado, aunque tampoco me ha cautivado, y resulta muy curiosa como contraposición a la catedral blanca, y la iglesia excavada en la roca, Temppealiukirko, me ha parecido bastante bonita. Sin embargo, el resto de la ciudad me ha parecido muy prescindible. Tan prescindible que la vimos en media mañana e incluso nos dio tiempo a ver la cercana fortaleza de Suomelina, que no me llamó para nada.

En todo momento me parecieron que las dos noches que hacíamos en Helsinki eran a todas luces excesivas. Si por mí hubiera sido habría dormido una sola noche, habiéndome ido en el último ferry del día, para así llegar a Tallin de noche y empezar a conocer la ciudad desde primera hora de la mañana, de forma que habríamos adelantado medio día la visita a Tallin, Riga y Vilna, pudiendo estar medio día más en esta última ciudad, máxime cuando en Helsinki no vimos anochecer, por lo que no pudimos hacer fotos nocturnas. Incluso, no me habría parecido nada descabellado volar directamente desde Estocolmo hasta Tallin y visitar Helsinki en una excursión de un día, cogiendo el primer y el último ferry del día entre Tallin y Helsinki. Sin embargo, mi padre tenía muchas ganas de ver la ciudad y de dormir dos noches; en Helsinki ya se dio cuenta de que quizá habría sido mejor coger el último ferry del día.

Aun así, no me arrepiento en absoluto de haber visitado la ciudad. La catedral de Helsinki ha sido uno de los edificios más bonitos del viaje, y está incluido si nuda en mis top de estas vacaciones. Seguramente, la modificación que haría al viaje sería que solo dormiría una noche en Helsinki. Igual habríamos andado más agobiados por la mañana, cuando no sabíamos cuánto íbamos a tardar en ver la ciudad, pero a toro pasado creo que habiendo cogido el último ferry de Linda no habría dado tiempo de ver Helsinki y habríamos podido ganar medio día para emplear en Vilna.

Tallin: Seguramente, lo que más me ha gustado del viaje.
No hay palabras para describir lo mucho que me ha gustado Tallin. Sabía que me iba a encantar, pero no me imaginaba cuánto. Incluso me atrevo a decir que me ha gustado más que Estocolmo. Además, la sorpresa de que al final tuviéramos muchas horas de sol cuando las previsiones eran de lluvia puede que influyeran a la hora del disfrute de la ciudad. No es una ciudad muy grande, y seguramente con un día completo valga para visitarla (llegando un día por la noche, dedicando todo el día siguiente a la ciudad, y abandonándola al siguiente día). Nosotros hemos estado día y medio y es verdad que hemos paseado varias veces por las mismas zonas. Pero es que nos ha encantado, no nos molestaba pasear una y otra vez por las puertas Viru, que me han encantado, la plaza del ayuntamiento, las murallas con las torres. Incluso hemos subido dos veces a Toompea para ver las vistas desde el mirador Patkuli. Esta ha sido la gran diferencia con Helsinki: en Helsinki, que también hay que decir que aunque la zona turística es pequeña es mayor que la de Tallin, ni se me habría ocurrido volver a pasear por las mismas zonas, con la salvedad de la catedral blanca, mientras que en Tallin disfrutábamos cada uno de los paseos que hacíamos. Además, era una ciudad que nos llamaba para descansar tranquilamente en una terraza mientras veíamos la plaza del ayuntamiento, por ejemplo, cosa que en Helsinki no me llamaba. Además, las pésimas previsiones de tiempo no se cumplieron: llovió los dos días, incluso varias veces por día, pero eran chaparrones cortos que apenas duraban media hora; el resto del tiempo el sol brillaba sobre Tallin, haciendo aun si cabe más bonita la ciudad.

De Tallin me ha encantado sobre todo las vista que se tenían desde el mirador Patkuli, que eran impresionantes, las murallas y las torres que se veían desde ese mirador, y las puertas Viru, que no son gran cosa pero me han encantado. La plaza del ayuntamiento me ha parecido muy bonita, pero quizá la he estado comparando siempre con la de Praga y entonces pierde en la comparación, a mi modo de ver. Las vistas desde san Olaf también eran muy bonitas, aunque prefiero las de los miradores, no solo por las vistas en sí sino también por la sensación de seguridad. En Toompea, la catedral de Alexander Nevski me ha parecido superbonita, aunque por dentro no me ha parecido muy espectacular. Y el resto de la ciudad la he visto impresionantemente bonita para pasear. No hay ningún edificio que resalte, las iglesias eran muy simples y sencillas, pero el halo medieval de esa ciudad nos ha encantado. Y la cena en el Olde Hansa ayudó a que nos gustara aún más esa ciudad y esa magia. Así, aunque seguramente con medio día menos nos habría bastado, no nos arrepentimos en nada del tiempo dedicado a Tallin.

Riga: una ciudad bonita a la que quizá dedicamos mucho tiempo.
La sensación con la que he dejado Riga ha sido un poco rara. No es que me haya disgustado, pero creo que dedicarle un día y medio a Riga ha sido demasiado. Quizá habría sido mejor haber llegado por la noche y haberle dedicado un día completo con sus dos noches. Pero claro, me llegan a decir eso antes del viaje y me habría negado rotundamente, ante el miedo de que no me diera tiempo. Al menos, el haberle dedicado un día y medio a la ciudad ha servido para que me pueda haber "bañado" en el Báltico, una anécdota que siempre es agradable de recordar. Por otra parte, seguramente el mal tiempo que hemos tenido en Riga haya ayudado a esta sensación rara con la que abandono la ciudad, ya que en Riga ha sido de largo el sitio en el que peor tiempo hemos tenido.

Pero no quiero dar la sensación de que Riga no me ha gustado; al revés, me ha parecido muy bonita. No tanto como Tallin, cuyo casco antiguo me ha impresionado como pocos lo han hecho, pero me ha gustado. En sí, es una ciudad muy diferente a Tallin. Ambas basan su turismo en su casco antiguo, pero mientras que el casco antiguo de Tallin es medieval, con sus calles empedradas, sus murallas y sus torres, que te hacen retroceder a la Edad Media, el casco antiguo de Riga es un viaje a finales del siglo XIX. Y es que, aunque no es tan característico, quiero decir que no a todo el mundo le puede recordar esa época, a mí me ha recordado, como ya he comentado, al París de finales de siglo. Y aunque no me ha parecido tan espectacular como el de Tallin, me ha parecido muy coqueto, y sin duda recomendaría visitar esta ciudad.

Además, Riga tiene algunos de los lugares más bonitos que he ecnotnrado en este viaje. Sin duda alguna, la casa de los Cabezas Negras ha sido de los lugares más fotografiados de este viaje, y no tengo palabras para describir lo mucho que me ha gustado, tanto de noche como de día. La catedral ortodoxa me ha parecido impresionante, superbonita, sobre todo cuando el sol iluminaba sus cúpulas. Una lástima que casi siempre que pasé a su lado el cielo estaba encapotado y no pude sacar muy buenas fotos. Y cómo no, el barrio art noveau de la ciudad, con algunas fachadas francamente preciosas. Una pena que haya algunas casas que todavía no están del todo restauradas. Espero que dentro de unos años estén todas arregladas; será un lugar impresionante. 

También me han gustado mucho las vistas que he visto de la ciudad desde la iglesia de san Pedro, una pena que la catedral estuviera completamente llena de andamios y fastidiara la foto, así como el perfil, ahora los posh lo llaman skyline, de Riga al otro lado del Daugava. Y, cómo no, la posibilidad de ir a la cercana Jürmala, con aventura incluida, que me permitió meter los pies en el Báltico. Así, creo que hemos dado de sí el día y medio que hemos estado en Riga, haciendo una visita muy completa de la ciudad.

Vilna: la mayor sorpresa del viaje.
A Vilna le íbamos a dedicar muy poco tiempo ya que habíamos leído que era la menos bonita de las tres capitales bálticas. Es más, incluso había leído de mucha gente que obviaban esta ciudad y la sustituían por Helsinki en sus viajes por el Báltico. Así pues, estimábamos que una tarde y una mañana serían suficientes para ver, al menos por encima, la ciudad. Sin embargo, a medida que preparábamos el viaje, íbamos leyendo cada vez más opiniones de gente que decía que le había gustado mucho más de lo esperado. 

Y eso es lo que nos ha pasado. El casco antiguo de Vilna no nos ha parecido muy espectacular, siendo para mí el menos bonito de los tres. Además, no había ningún edificio que por fuera me atrajera, salvo la impresionante fachada neoclásica de la catedral de Vilna, que nos hartamos, en el buen sentido, de ver gracias a la perfecta ubicación de nuestro hotel. Sin embargo, el interior de la mayoría de sus iglesias ha sido desde luego de lo que más nos ha gustado del viaje: salíamos sorprendidos de una iglesia y entrábamos en una aún más bonita. Tras haber estado ocho días viendo iglesias muy simples y poco decoradas, las iglesias de Vilna nos maravillaron. Incluso, me atrevo a decir que es la ciudad donde más iglesias bonitas he visto en mi vida. Además de las iglesias, ha habido un edificio que me ha gustado mucho, y este ha sido la catedral de Vilna, que teníamos enfrente del hotel. Me ha parecido increíblemente bonita, tan blanca, tan clásica... Por momentos parecía que estaba en Atenas. Y cómo no, qué mejor despedida que con la impresionante iglesia de san Pedro y san Pablo, con su interior profundamente decorado. Pocas maneras de finalizar un viaje hay mejores que esta.

Así, la única pega que le pongo a la planificación de Vilna fue que, a pesar de que nos dio tiempo a ver todo lo que queríamos, quizá hubo momentos que anduvimos un poco a la carrera, a pesar de que nos dio tiempo a ver todo lo planificado. A toro pasado, haber quitado la segunda noche en Helsinki nos habría permitido ver Vilna más tranquilamente. Pero lo hecho, hecho está, y no merece la pena darle más vueltas, ya que nos dio tiempo a ver todo lo que queríamos.

Conclusiones finales.
Así pues, podría decirse que la ciudad que más me ha gustado del viaje ha sido Tallin, seguida muy de cerca por Estocolmo. Vilna, a pesar de lo poco que hemos estado, me ha gustado mucho, aunque básicamente se debe al interior de sus iglesias, no a la ciudad en sí. A continuación, y seguida muy de cerca, se encuentra Riga, que a pesar de estar en cuarto lugar me ha gustado bastante. Seguramente, si en Vilna hubiera estado día y medio y en Riga una tarde y media mañana, diría que me ha gustado más Riga. Creo que a Riga le ha pesado un poco el estar día y medio, así que dejo en empate técnico a Riga y a Vilna. Y por último, y como esperaba, Helsinki, una ciudad en la que aparte de la catedral blanca, que me ha parecido espectacular, y la iglesia de Temppeliaukirko, no me ha llamado en absoluto. Si volviera a hacer el viaje, iría y volvería a Helsinki desde Tallin en el mismo día. O, si fuera muy caro, me habría ido a Tallin en el último barco del primer día, haciendo una única noche en Helsinki.

Esa ha sido el principal defecto del viaje. Haber dormido una noche en Tallin nos habría permitido estar más tiempo en Vilna. Pero aparte de eso, creo que la planificación ha sido muy buena. Hemos elegido hoteles muy céntricos, como el de Tallin o el de Vilna, y los precios de los hoteles han sido por lo general más barato de lo esperado, como en Helsinki. Por otra parte, el poder volver desde Vilna nos ha permitido conocer la ciudad, ya que sino el día que dedicamos a Vilna lo habríamos dedicado a volver a Estocolmo. En cuanto al coche, hay que ver si le compensa a cada uno. Nosotros hemos sido cuatro en el viaje, y económicamente creo que no compensa el coche, aunque por muy poco. Ahora, sin el coche, no habríamos podido ver Trakai, no habríamos podido bañarnos en el mar Báltico o ver la iglesia de san Pedro y san Pablo. Y no habríamos podido salir de cada ciudad a nuestro antojo. Debe ser cada uno si juzga que ver estos lugares merece la pena.

Por otra parte, salvo Estocolmo, no me ha parecido un viaje donde se haya gastado mucho. No son ciudades en las que haya que entrar en muchos monumentos de pago, casi todos los sitios a los que se  entra son gratis, salvo Estocolmo, claro está. Y en cuanto a comida, en Estocolmo sí que vimos que era muy caro, pero en el resto de ciudades nos ha resultado muy similar a Bilbao. 

Aunque no soy muy amigo de los top, si tuviera que inclusir cuáles son las cosas que más me han gustado del viaje y que han hecho que realicemos un viaje completo, los pongo a continuación, aunque no en orden de importancia:

1. Vistas de Estocolmo desde la torre del ayuntamiento.
2. Museo Vasa
3. Catedral de Helsinki
4. Caso antiguo de Tallin
5. Casa de los Cabezas Negras
6. Barrio art-noveau y catedral ortodoxa de Riga
7. Baño en el Báltico.
8. Castillo de Trakai
9. Interior de las iglesias de Vilna
10. Catedral de Vilna

Como se puede ver, es una lista muy variada en donde todas las ciudades tienen algo que aportar. Es lo que me ha gustado de este viaje: de cada ciudad me he llevado algo. 

Así pues, finaliza mi relato de este viaje familiar de 2012, en el que he conocido ciudades maravillosas, algunas de las cuales espero poder volver a visitar en poco tiempo. Ahora solo queda pensar en los días que quedan para el siguiente viaje: Múnich, Salzburgo y Viena.

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