Tras realizar con un amigo un viaje relámpago de cinco días a Oslo, Bergen y los fiordos en 2010 y repetir viaje con él y otro amigo a la maravillosa ciudad de Estambul el año pasado, decidimos realizar el tercer viaje consecutivo en Semana Santa, repitiendo las mismas personas que el año anterior. Este año el destino elegido era tan exótico como el del año anterior: Moscú.
El destino ya se había comentado durante el viaje del año pasado, y tengo que reconocer que a mí no me apasionaba demasiado. No es que no tuviera ganas de conocer Moscú, sino que por un lado tenía la sensación de que las fechas, primera semana de abril, no serían las mejores debido a las condiciones meteorológicas, mientras que por otro lado siempre había querido conocer Moscú junto con San Petersburgo, obviamente en un viaje de más días, ciudad que me atraía mucho más que Moscú.
Sin embargo, la posibilidad de ver la Plaza Roja, tanto de día como de noche, y el Kremlin, dos de los destinos turísticos más conocidos del mundo, fue suficiente para que olvidara mis dudas y embarcara rumbo a Moscú, en un viaje que, si bien no me ha encantado tanto como los que hice el año pasado, si me ha permitido pasear por lugares que nunca me imaginé que conocería.
En las próximas entradas iré desgranando poco a poco el que ha sido el primer gran viaje del año 2012.
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El destino ya se había comentado durante el viaje del año pasado, y tengo que reconocer que a mí no me apasionaba demasiado. No es que no tuviera ganas de conocer Moscú, sino que por un lado tenía la sensación de que las fechas, primera semana de abril, no serían las mejores debido a las condiciones meteorológicas, mientras que por otro lado siempre había querido conocer Moscú junto con San Petersburgo, obviamente en un viaje de más días, ciudad que me atraía mucho más que Moscú.
Sin embargo, la posibilidad de ver la Plaza Roja, tanto de día como de noche, y el Kremlin, dos de los destinos turísticos más conocidos del mundo, fue suficiente para que olvidara mis dudas y embarcara rumbo a Moscú, en un viaje que, si bien no me ha encantado tanto como los que hice el año pasado, si me ha permitido pasear por lugares que nunca me imaginé que conocería.
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