lunes, 15 de octubre de 2012

Preparación: vuelos, hotel y varios.

Como queríamos asegurarnos el buen tiempo pero sin que hiciera un calor sofocante, decidimos repetir época y realizar el viaje a comienzos de septiembre, a pesar de que el año anterior habíamos tenido algún que otro problema con el sofocante calor que nos hizo en Budapest. Sin embargo, las fotos sin ninguna nube que nos trajimos del viaje compensaron todos los calores que pudimos pasar, así que elegimos septiembre deseando que tuviéramos tanta suerte como el año anterior.

Vuelos: más barato de lo esperado.
Tras echar un vistazo rápido por Internet, rápidamente comprendimos que la opción más barata de vuelo era volar a Múnich vía Lufthansa, ya que había vuelo directo desde Bilbao, con la ventaja de que salía el viernes a la tarde, de forma que no gastaba un día de vacaciones. Esto implicaba que habría que comenzar nuestra itinerario en Múnich y finalizarlo en Viena, lo que al principio me desagradó un poco, ya que como he contado, Viena era en un principio la estrella del viaje y quería que fuera la primera ciudad que conociéramos para estar frescos mientras la visitábamos y poder disfrutarla al máximo, ya que tenía la teoría de que Budapest no la disfruté al completo debido a lo cansado que estaba tras tantos días de viaje, aunque también es verdad que pudo influir el excesivo calor que hacía en la ciudad. No obstante, la mayor pega del viaje era que, al igual que ocurrió en el viaje a Praga y Budapest, tendríamos que emplear un día en volver de Viena a Múnich, día que podríamos haber empleado en visitar el famoso castillo de Neuschwanstein en caso de que hubiéramos podido volar desde Viena a Bilbao.

Tras dejar pasar un poco el tiempo, dejando incluso pasar una oferta, cuando estábamos en Burdeos, de ida y vuelta por 99 €, al final encontramos un vuelo relativamente barato, tras descubrir que con Lufthansa la ida y la vuelta no tenía por qué realizarse en el mismo aeropuerto: un vuelo que salía a primera hora de la mañana del viernes, lo que implicaba que tenía que coger un día más de vacaciones, algo que no me importaba en absoluto, y con el que volvíamos el domingo a la tarde de Viena, por apenas 150.95 €, por lo que lo cogimos sin pensarlo un 15 de marzo, casi seis meses antes del viaje. De esta forma no emplearíamos ningún día en volver a Múnich desde Viena, por lo que podríamos emplear ese día extra que ganábamos en conocer el famosísimo castillo de Neuschwanstein.

Así pues, el viaje que escogimos fue el siguiente:
  • Salida de Bilbao a las 7:50, llegando a Múnich a las 10:00.
  • Salida de Viena a las 18:20, llegando a Bruselas a las 20:15. Salida de Bruselas a las 21:00, llegando a Bilbao a las 23:00.

De esta forma, nuestro itinerario quedaba de la siguiente forma:
  • Viernes: Llegada a Múnich, tarde en alrededores de Múnich.
  • Sábado: Múnich.
  • Domingo: Neuschwanstein.
  • Lunes: Múnich.
  • Martes: Ir a Salzburgo y ver Sazburgo.
  • Miércoles: Salzburgo y a media tarde ir a Viena.
  • Jueves, viernes y sábado: Viena
  • Domingo: Mañana en Viena, vuelta a Bilbao por la tarde.

De esta forma, estaríamos en Múnich tres días y medio, si no había ningún problema con el vuelo de ida, por lo que dedicaríamos la tarde del día en que llegáramos a visitar los alrededores de la ciudad, como el campo de concentración de Dachau y Olympiapark, ya que en caso de tener algún retraso en el vuelo de ida que nos trastocara los planes era lo menos nos importaba perdernos, y dos días enteros al centro de la ciudad, que estimábamos suficientes para conocerla a fondo, sin entrar en museos, mientras que el día restante lo dedicaríamos a realizar una excursión al castillo de Neuschwanstein. Por otra parte, a Salzburgo le dedicaríamos parte de la mañana y la tarde del primer día y la mañana y parte de la tarde del segundo día, tiempo que también estimábamos suficiente para conocer a fondo la ciudad pero que nos impediría visitar el cercano palacio de Hellbrunn o realizar una excursión al funicular de Untersberg. Finalmente, en Viena estaríamos tres días enteros y toda la mañana del cuarto día, tiempo que estábamos seguros que sería más que suficiente para conocer a fondo esta ciudad sin prisa alguna.

Nótese que si hubiéramos tenido que volver de Múnich a Bilbao, no hubiéramos cogido el tren de Viena a Múnich el mismo domingo, aunque hubiera sido lo óptimo, ya que no nos hubiéramos atrevido a volver el mismo día que nos íbamos en avión, no siendo que hubiera algún problema con el tren. Eso habría implicado que habríamos tenido que quitar un día del itinerario, y seguramente habríamos quitado la excursión al castillo de Neuschwanstein. Todo esto sin contar que habríamos tenido que pagar el billete de tren a Múnich, que no era barato. Por eso creo que podemos decir que nos ha salido redondo el viaje: teníamos dos días y medio para conocer Múnich y tres días y medio para conocer Viena, tiempo más que suficiente para ambas ciudades incluyendo los alrededores, así como una tarde y una mañana para conocer Salzburgo, y además habíamos conseguido un día extra que íbamos a emplear en visitar el castillo de Neuschwanstein, el que quizá es el castillo más conocido del mundo.

Así, podía decirse que por primera vez este año, el vuelo nos había salido perfecto, tanto de precio como de horarios. Ahora solo quedaba pensar en hoteles y demás reservas para ir planeando un viaje

Múnich: Mercure Hotel Muenchen City Center.
En un primer momento miramos dónde se encontraban los hoteles Ibis, hoteles de tres estrellas de la cadena Accor. Rápidamente vimos que en Múnich los Ibis estaban bastante alejados del centro, con la excepción del Ibis Hotel Muenchen. Aunque un Ibis es lo suficientemente bueno para nosotros, miramos si había hoteles Mercure cerca del centro. Así, encontramos dos Mercure que eran bastante céntricos: el Mercure Hotel Müenchen Altstadt y el Mercure Hotel Müenchen City, que se encontraban a poco más de un kilómetro el uno del otro.  El primero de ellos era supercéntrico, a apenas 300 metros de Frauenkirche y a cinco minutos de Marienplatz,  el centro turístico de Múnich. Sin embargo, desechamos este hotel debido al precio al que nos ofertaron la habitación: 99 € la noche. Así, descartado este primer hotel, el sábado 10 de marzo, el mismo día que reservamos el hotel de Viena, reservamos el Mercure Hotel Muenchen City Center por 242.20 €, es decir, cada uno pagaríamos 30.28 € la noche, lo cual no estaba nada mal. Este precio se disparó un poco debido a la última noche, ya que el precio de la habitación las tres primeras noches era de 55.30 €, mientras que la última noche era de 76.30 €. Descartamos el desayuno ya que costaba 19 € y no lo íbamos a aprovechar.

A pesar de no ser tan céntrico como el Mercure Hotel Müenchen Altstadt, la ubicación del hotel era muy buena. Así, se encontraba a apenas un kilómetro de dicho hotel, a menos de quince minutos andando, y a diez minutos de Karlstor, una de las puertas por las que se entra a la Ciudad Vieja. Así, el que apenas tardáramos veinte minutos en llegar a Marienplatz hizo que nos decidiéramos por este hotel, ya que nos ahorraríamos 76.90 € en total.

Hotel de Múnich; en verde, ciudad antigua de Múnich; en amarillo, catedral de Múnich. Abajo a la izquierda, escala 100 metros y 500 pies.

Salzburgo: Mercure Salzburg City.
Si en Múnich los Ibis, salvo el Ibis Muenchen City, se encontraban alejados del centro, en Salzburgo aun más. El único Ibis de Salzburgo, el Ibis Salzburg Nord, se encontraba a cinco kilómetros del centro de la ciudad, por lo que lo descartamos inmediatamente. Así pues, nos pusimos a mirar si había algún Mercure en una ciudad con apenas un Ibis. Afortunadamente, vimos que había dos Mercure, y sorprendentemente, muy cerca el uno del otro: el Mercure Salzburg Kapuzinerberg y el Mercure Salzburg City. Aunque el primero salía más barato, la habitación costaba 50.50 € frente a 60.00 € por noche, elegimos el segundo porque incluía desayuno, y entendíamos que nos merecía la pena pagar 4.75 € cada uno por un desayuno buffet, ya que lo aprovecharíamos y nos ahorraríamos tiempo de ir buscando una cafetería. Así, el lunes 12 de marzo reservamos el hotel, que nos salía a cada uno 30.60 €, pues incluía un impuesto local, y dimos por finalizada la búsqueda de hoteles.

A diferencia de otras ciudades, el hotel de Salzburgo se encontraba relativamente alejado de la zona turística. Y cuando digo alejado, me refiero a apenas veinte minutos andando de la catedral, en pleno centro turístico. Es verdad que en dicho centro turístico había multitud de hoteles, pero consideramos que una distancia de veinte minutos andando, teniendo en cuenta que suponíamos que teníamos tiempo suficiente para conocer la ciudad, compensaba de sobra el precio que íbamos a pagar. En la siguiente imagen se observa las zonas turísticas de la ciudad, así como la ubicación del hotel. La zona verde es el casco antiguo, donde se encuentra la catedral, la fortaleza de Hohensalzburg y la mayoría de edificios importantes, como la Residenz, la casa natal de Mozart o distintas iglesias. La zona amarilla comprende a los jardines de Mirabell y a sus alrededores. Como se ve, el hotel está un poco alejado, aunque apenas a veinte minutos andando de la catedral.

Hotel de Salzburgo; en verde, centro histórico de Salzburgo; en amarillo, jardines de Mirabell y alrededores. Abajo a la izquierda, escala de 1000 pies y 200 metros.

Viena: Mercure Wien City.
Al igual que ocurría con Salzburgo, descartamos rápidamente los Ibis, ya que se encontraban bastante alejados del centro de la ciudad, a más de media hora andando, lo que nos obligaría a utilizar el transporte urbano varias veces al día, algo que preferíamos evitar. Así pues, nos pusimos a buscar Mercure y vimos dos que cumplían las características de ubicación que buscamos siempre: el Mercure Wien Zentrum y el Mercure Wien City. El primero lo descartamos inmediatamente ya que era de características similares al Mercure Hotel Müenchen Altstadt: muy céntrico pero bastante más caro de lo que estábamos dispuestos a pagar. El segundo se encontraba al otro lado del río donde se encuentra toda la zona turística, pero bastante cerca del Mercure Wien Zentrum, a poco más de 500 metros, y de toda la zona turística de Viena, y presentaba un precio bastante más asequible, 31.15 € la noche por persona, razones por las que nos decidimos de inmediato por él. Como se puede ver, los tres hoteles que elegimos fueron similares en cuanto a precio.

En la siguiente imagen se puede ver la ubicación del hotel así como la de algunos lugares turísticos importantes de Viena, como la catedral de san Esteban, el Hofburg, la ópera o la iglesia de san Carlos Borromeo. A pesar de no encontrarse en el centro de la zona más céntrica, sí que se encuentra en los extremos del centro turístico. Así, la catedral, que como en la mayoría de las ciudades se encuentra en pleno centro de Viena, se encuentra a diez minutos andando del hotel, mientras que el Hofburg se encuentra a quince minutos andando. Otros lugares como el Parlamento o el Ayuntamiento, en el oeste de la ciudad, o la Ópera, en el sur, se encuentran a veinticinco minutos andando, mientras que otros lugares como la iglesia de san Carlos Borromeo, también en el sur, se encuentra a treinta minutos, ya que se encuentra a veinte minutos de la catedral.

Hotel de Viena; en verde, catedral; en amarillo, Hofburg; en rojo, Ópera; en azul, iglesia de san Carlos Borromeo. Abajo a la izquierda, escala de 200 metros y 1000 pies.


Viajes en tren.
En este viaje íbamos a realizar cuatro trayectos en tren, dos de los cuales los realizaríamos el día que visitáramos el castillo de Neuschwanstein, mientras que los otros dos corresponderían al viaje entre Múnich y Salzburgo y al viaje entre Salzburgo y Viena.

Para los tres primeros viajes, los dos de la excursión al castillo de Neuschwanstein y el desplazamiento a Salzburgo, compraríamos el ticket en la propia estación, ya que habíamos visto que existía un billete llamado Bayern Ticket, que curiosamente era válido hasta Salzburgo, que costaba 26 € para dos personas y que podía usarse cuantas veces se quisiera durante un mismo día. De esta forma, únicamente gastaríamos 26 € cada uno, ya que compraríamos un Bayern Ticket para la visita al castillo de Neuschwanstein y otro para ir a Salzburgo. La decisión de comprar los billetes en la estación la tomamos ya que al ser trenes con una frecuencia relativamente alta entendíamos que no habría problema de que no hubiera plazas libres en el tren.

En cambio, el billete de Salzburgo a Viena lo cogimos con antelación, ya que no estábamos tan seguros de que hubiera plazas libres si comprábamos el billete el mismo día, y costaba lo mismo en taquilla que reservándolo por la página web. Así, el 22 de junio compramos por 22 € cada uno, el billete costaba 19 € pero pagamos 3 € más por elegir asiento, dos billetes para ir de Salzburgo a Viena. En un principio me pareció relativamente barato para ser un viaje de tres horas en Austria, pero teniendo en cuenta que salía un tren casi cada hora se puede decir que no estaba mal de precio, ni caro ni barato. Elegimos un tren que salía de Salzburgo a las 18:01 y llegaba a la Westbahnhof de Viena a las 20:44, ya que consideramos que era un horario idóneo, puesto que no llegábamos excesivamente tarde a Viena y no salíamos muy pronto de Salzburgo, por lo que podríamos dar un paseo final por la ciudad durante las primeras horas de la tarde.


Ticket del castillo de Neuschwanstein.
Además del castillo de Neuschwanstein se suele visitar también el castillo de Hohenschwangau, que es bastante menos conocido. La visita a cada castillo cuesta 12 €, pero existe un ticket combinado llamado King's Ticket, con el cual se puede acceder a ambos castillos en una visita guiada, dándote ellos una hora concreta para Hohenschwangau, el primer castillo que se ve, y otra hora distinta para el castillo de Neuschwanstein, de forma que tengas el tiempo suficiente para poder llegar a tiempo a Neuschwanstein tras ver Hohenschwangau, todo ello con una espectacular rebaja de un euro.

En un principio habíamos pensado en ir a visitar los castillos el lunes, tras haber visto por completo Múnich durante el fin de semana, puesto que pensábamos que veríamos los castillos con menos agobio de gente que un fin de semana. Sin embargo, entre semana la Bayern Ticket solo es válida a partir de las nueve de la mañana, por lo que para poder usarla para ir el lunes a Neuschwanstein habría que coger el tren de las 9:50, llegando a Füssen a las 11:50. Esto implicaba que entre que salíamos del tren, buscábamos el autobús que nos llevara a la zona de los castillos y llegábamos al Ticket Center a recoger las entradas, podían ser fácilmente las 12:30, y como hay que sacar las entradas una hora antes de empezar a visitar el primer castillo, no comenzaríamos la visita de Hohenschwangau hasta las 13:30, lo que se nos antojaba un poco tarde. Es verdad que podíamos haber cogido el tren las 8:50, pero en ese caso tendríamos que haber pagado más de 20 € de tren cada uno en la ida y otros 20 € en la vuelta, es decir, más de tres veces más que con el Bayern Ticket.

Así, tras pensarlo detenidamente, escogimos la opción de ir a visitar los castillos el domingo. Es verdad que seguramente habría más gente que un lunes, pero nosotros habríamos reservado los tickets por internet, así que tampoco nos debería afectar demasiado. Además, ganaríamos una hora para poder ver los castillos con más tranquilidad y nos saldría más barato, ya que podríamos utilizar el Bayern Ticket. De esta forma, el 30 de junio reservamos el King's Ticket por 23 € más 3.60 € por reservar por internet. En la realidad pagaríamos menos, ya que en Múnich íbamos a comprar, por 20 € cada uno, una tarjeta que durante 14 días te permitía visitar numerosos palacios y castillos de Baviera (Residenz, Schloss Nympheburg y Neuschwanstein incluidos) pero que no incluía Honhenschwangau. No obstante, nos dijeron que reserváramos los dos castillos y que al presentar dicha tarjeta solo nos cobrarían la parte correspondiente a Hohenschwangau.


Solo queda disfrutar.
Así, con los billetes de avión y el hotel reservado, y con los detalles de trenes y reservas de entradas debidamente cerradas, solo nos quedaba ver pasar el verano esperando el viaje tan fantástico que íbamos a realizar.


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