Tras haber visitado el año pasado dos de las ciudades más turísticas de Europa, Praga y Budapest, solo nos quedaba por conocer Viena para cerrar el triángulo turístico más famoso de Europa, el de las ciudades imperiales. Por este motivo, decidimos que Viena fuera nuestro destino del viaje de septiembre de este año. Sin embargo, como queríamos realizar un viaje como el del año anterior a Praga y a Budapest, que nos permitiera estar nueve o diez días descubriendo nuevos lugares, decidimos incluir Múnich y Salzburgo en el itinerario, dos ciudades que estábamos seguros que nos iban a encantar, aprovechando la cercanía que había entre las tres ciudades. Además, decidimos dedicar un día para realizar una excursión y conocer el famoso castillo de Neuschwanstein, que se encuentra a apenas dos horas de Múnich, lo que haría aun más completo nuestro viaje.
La verdad es que nunca había tenido gran atracción por Múnich, porque en mi ignorancia no sabía que era un sitio turístico, hasta que hace dos años una compañera de trabajo me enseñó unas fotos de su viaje a Múnich y quedé maravillado. Un año después, unos amigos conocieron la ciudad y acabaron de animarme: tenía que conocer Múnich. Así pues, incluimos Múnich dentro del itinerario del viaje y, aprovechando que a medio camino entre Múnich y Viena se encontraba la ciudad de Salzburgo, de la que había oído maravillas, decidimos que estas tres ciudades fueran nuestro destino de vacaciones de septiembre, el viaje estrella del año.
Es una gran suerte que en tan poca distancia se encuentren tres ciudades tan maravillosas, algo que no debe extrañar cuando hablamos de Baviera o de Austria. Y es que mientras preparaba el viaje y descubría lo que escondían dichas regiones, mi mayor pena era que no disponía de dos o tres semanas para conocer todo lo que ofrece Baviera y la zona del Tirol austríaco. Así, hemos tenido que dejar para otra ocasión ciudades preciosas como Hallstat, castillos de cuento como Linderhof, o los típicos paisajes austríacos que recuerdan a Heidi, por citar solo tres ejemplos de muchos posibles. Preparando este viaje, Alemania y Austria se han convertido en uno de mis destinos favoritos para próximas ocasiones, ya que he descubierto que esconden numerosos tesoros. Y este viaje ha sido un inmejorable aperitivo para comenzar a descubrirlos.
Este ha sido un viaje que he estado preparando con mucha ilusión durante todo el año, y de largo ha sido el que más ganas tenía de realizar. Cada vez que veía fotos de Múnich, Salzburgo o Viena me entraban más y más ganas de conocerlas. Y esto ha sido lo que más me ha gustado del viaje: que tenía unas ganas enormes de conocer las tres ciudades. Como he comentado, en principio la estrella del viaje era Viena, y aunque no es que eligiéramos ir a Múnich y a Salzburgo únicamente por rellenar días y hacer un viaje de más de una semana, sí que consideraba, cuando decidimos el destino final, que Múnich y Salzburgo iban a encontrarse un peldaño por debajo de Viena, la estrella original del viaje. Sin embargo, a medida que preparaba el viaje, iba descubriendo que habíamos hecho una acertadísima elección con los destinos, ya que las tres ciudades me parecían espectaculares, y a medida que pasaba el tiempo e iba conociendo cada vez más lugares que nos ofrecía cada ciudad, iba afirmándome en la idea de que habíamos hecho una elección muy buena y que íbamos a disfrutar todos y cada uno de los días de nuestras vacaciones.
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