Como todo en la vida, todo se acaba, y nuestras vacaciones no iban a ser menos. Con mucha pena nos despertamos el último día de nuestras vacaciones poco después de las ocho de la mañana, y observamos que el tiempo va acorde con nuestros sentimientos, puesto que el cielo se ve bastante encapotado, y aunque no llueve sí nos anuncia que deberemos estar todo el día pendiente del paraguas. Tras desayunar en el hotel y dejar las maletas en recepción, salimos del hotel dos horas después de habernos despertado, y cogemos el vaporetto rumbo a descubrir las últimas partes de Venecia que no conocemos.
Gueto judío, museo Guggenheim y Santissimo Redentore
Lo primero que hacemos es dirigirnos hacia el famoso gueto judío, el que es considerado el primer gueto judío del mundo, a donde llegamos a las diez y media de la mañana. La verdad es que tampoco es algo demasiado interesante más allá de la curiosidad histórica de ser el primer gueto del mundo, puesto que no es más que una plaza donde el pasado judío apenas se aprecia en unas placas recordatorias del Holocausto y en los pocos judíos que se ven en la plaza.
Tras ver el gueto judío, decidimos coger un vaporetto y ver la parte del Dorsoduro que todavía no hemos conocido. Así, nos dirigimos hacia el puente de la Academia, que todavía no habíamos tenido de ver con tranquilidad, y desde el cual sacamos unas bonitas fotos del Gran Canal, ensombrecidas únicamente por las nubes que cubren todo el cielo veneciano. Tras hacer las fotos, decidimos dirigirnos hacia el museo Guggenheim, en el cual entramos gratuitamente y saltándonos la cola, gracias a que somos amigos del museo Guggenheim de Bilbao. Aunque suene mal decirlo, básicamente entramos en el museo para poder ir al baño, ya que no entraba en nuestros planes el visitarlo. Pero una vez dentro, decidimos dedicarle unos cuantos minutos a recorrerlo y ver las obras de arte de algunos de los pintores más importantes del siglo XX, como Joan Miró. La verdad es que lo poco que veo nos gusta muchísimo, siendo bastante relajante el pasear por el museo admirando las obras. También aprovechamos para salir a la famosa terraza del museo, desde el cual se tiene otra perspectiva del Gran Canal.
Vistas desde la terraza del museo Guggenheim.
Tras ver el museo Guggenheim, nos dirigimos hacia la cercana iglesia del Santissimo Redentore, que hasta entonces solo habíamos visto desde el otro lado del canal. La verdad es que por dentro no es nada espectacular, más allá de su planta octogonal. Desde luego, ni comparación con lo bonita que es por fuera, situada a los pies del canal. Aprovechamos también para ver la Punta della Dogana, desde la cual sacamos muchas fotos de todo lo que se puede ver desde ahí. Una pena que el cielo esté ya completamente encapotado.
Tras ver todo ello, damos por completada la visita a Venecia, y cogemos otro vaporetto para dirigirnos a la plaza de San Marco, a donde llegamos minutos después de la una menos cuarto, y donde hacemos las últimas fotos del viaje. Finalmente, decidimos comer cerca del hotel, por lo que cogemos un vaporetto que nos lleva al hotel, y tras dar unas pocas vueltas, nos decidimos por un restaurante donde comemos un plato de carne y otro de pescado, siendo el primer día que comemos algo que no sea pasta o pizza en un sitio que no sea una hamburguesería. Aunque la comida no está mal, la cantidad que nos sirven es bastante escasa.
Tras comer, nos dirigimos al hotel, donde cogemos las maletas, y nos dirigimos hacia la cercana estación de autobuses, donde cogemos un autobús que sale a las tres y media y donde, oh milagro, gracias al bono de 72 horas del vaporetto, no tenemos que pagar nada por ir al aeropuerto, a donde llegamos cuarenta minutos después. En el aeropuerto hacemos algo de tiempo hasta que sale nuestro avión, minutos antes de las seis y media, llegando a Bruselas poco después de las ocho. En el aeropuerto de Bruselas nos encontramos con una amiga que se casa ese fin de semana y que va a Bilbao a realizar los últimos preparativos de la boda. Finalmente, minutos antes de las nueve menos cinco, despega el último avión de nuestro viaje, dejándonos en Bilbao a las diez y media, veinte minutos antes de la hora prevista.
Finalizan mis vacaciones. Han sido casi dos semanas apasionantes, donde he visto algunas de las ciudades que más ganas tenía de conocer, y donde el viaje, salvo el tiempo de los dos últimos días, ha sido todo lo perfecto que podría esperarse.
Gastos del día
El último día de nuestras vacaciones fue uno de los que menos gastamos, ya que aparte de una comida, hicimos poco más que pasear por las calles de Venecia, comprando únicamente un poco de pasta para comerla en casa. Así, los gastos del día fueron los siguientes:
Gastos del día
El último día de nuestras vacaciones fue uno de los que menos gastamos, ya que aparte de una comida, hicimos poco más que pasear por las calles de Venecia, comprando únicamente un poco de pasta para comerla en casa. Así, los gastos del día fueron los siguientes:
- Comida: 16.50 €
- Souvenirs: 3.80 €
- Varios: 3.30 €
- Total: 23.60 € por persona
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