Como se habrá podido intuir leyendo este diario, el viaje que he realizado a Múnich, Salzburgo y Viena me ha encantado. La única pega que le pongo al viaje ha sido el tiempo de los primeros días, el cual nos impidió conocer Múnich como se merece. Al final, controlar el tiempo no está en nuestra mano, e incluso yendo de viaje la primera semana de septiembre el tiempo no ha sido todo lo bueno que se podría esperar. Por otra parte, tengo que reconocer que ha sido un acierto coger un vuelo a primera hora de la mañana, ya que al no haber habido ningún retraso en el avión, algo que por otra parte es lo normal, hemos ganado más de medio día, lo que nos ha permitido conocer el campo de concentración de Dachau, que no habríamos visto habiendo cogido el vuelo por la tarde, y visitar con más calma Múnich.
Múnich: Muy bonita a pesar de la lluvia.
Tal como me esperaba, la ciudad de Múnich me ha gustado mucho. La única pena ha sido el mal tiempo que ha hecho, que nos ha hecho estar dos días enteros con el paraguas en la mano. Aun así, me ha gustado mucho la ciudad, lo que me hace pensar que con sol tiene que ser espectacular. Lo que más me ha gustado de Múnich es que es una ciudad que ofrece muchas posibilidades al turista. Por un lado, tiene numerosos museos de todo tipo, desde algunas de las mejores pinacotecas de Europa hasta el mayor museo de ingeniería del mundo, pasando por el museo BMW, la meca de los museos de coches. Por otro lado, la ciudad tiene un gran pasado histórico, representado por numerosas iglesias y palacios, que no aburrirán al turista más centrado en ese aspecto. Y es que iglesias como Asamkirche bien merecen la visita a Múnich. Finalmente, la región en la que se encuentra, Baviera, ofrece al turista infinidad de posibles y diversas excursiones, debido a la cantidad de palacios, ciudades y pueblos que se encuentran en la región y que son muy interesantes para el turista. Igual es no tengo todavía la perspectiva necesaria, ya que este es el último viaje que he realizado, pero me atrevo a decir que creo que pocos lugares tienen una oferta turística tan variada como la de Múnich y Baviera.
Entre las cosas que más me han gustado de la ciudad se encuentran sus iglesias. Soy un apasionado de ellas, e iglesias como Teatinerkirche o Asamkirhe me han dejado sin palabras. Por otra parte, como también me gusta mucho el estilo rococó, he disfrutado muchísimo con las habitaciones de los dos palacios que he visitado en Múnich, la Residenz y el Schloss Nymphenburg, verdaderas obras de arte. La verdad es que no hemos tenido tiempo para aburrirnos, porque cuando no veíamos iglesias, veíamos palacios, y cuando no, paseábamos por enorme parques como el Englischer Garten o hacíamos alguna mini excursión como al campo de concentración de Dachau, el primer campo en el que he estado. Por último, la excursión que hicimos al castillo de Neuschwanstein fue preciosa, ya que tuvimos ocasión de ver el que seguramente es el castillo más famoso del mundo, siendo el perfecto colofón a nuestra primera incursión en Baviera.
La verdad es que creo que los cuatro días que hemos estado en Múnich los hemos aprovechado muy bien, ya que hemos conocido la ciudad al completo, incluyendo el campo de concentración de Dachau y realizando una excursión al campo de concentración de Neuschwanstein. El único pero que se nos puede poner es el no haber visitado ninguna de sus pinacotecas o el Deutsches Museum, el museo de ingeniería más grande del mundo.
Baviera es una zona preciosa y con una innumerable oferta turística, tanto de paisajes como de ciudades y pueblecitos. Múnich me ha parecido una inmejorable forma de conocerla, y desde luego, más tarde o más temprano, volveré a Baviera para conocer otros lugares.
Salzburgo: Pequeña, coqueta, y bonita.
A diferencia de otras ciudades, Salzburgo no es conocida por tener unos edificios o palacios majestuosos, sino que la belleza de la ciudad radica en la propia ciudad, en sus callecitas con sus casas de color pastel, situadas cerca del río Salzach, y con la fortaleza de Hohensalzburg dominando toda la ciudad.
Salzburgo es una ciudad a la que mucha gente visita realizando una excursión en el día desde Múnich, algunos incluso desde Viena. Como nosotros íbamos camino a Viena, decidimos hacer noche en Salzburgo, y no me arrepiento en absoluto de la decisión. Y no solo por el magnífico restaurante italiano en el que cené, que no olvidaré en muchos años, sino porque me ha permitido disfrutar con bastante tranquilidad de la ciudad. Como todas las ciudades, la puede ver en el tiempo que uno desee, y ver Salzburgo en un día es muy factible, aunque obviamente entrando en menos edificios que los que hemos entrado nosotros. Sin embargo, he preferido estar día y medio en Salzburgo, lo que nos ha permitido verla con mucha tranquilidad, sin andar pendiente del reloj, y disfrutando cada momento. Y aun así, me voy con pena de no haber tenido tiempo de ver el palacio de Hellbrunn, donde se rodaron numerosas escenas de Sonrisas y lágrimas, o de haber subido al teleférico de Untersberg. Y es que ni en día y medio hemos podido ver todo.
Como he dicho, me ha parecido una ciudad con edificios menos espectaculares que otras que haya visitado. Salvo la Residence, todos los edificios en los que he entrado pagando, sobre todo la fortaleza de Hohensalzburg, me han atraído bien poco. Me han gustado mucho las vistas que se tienen de Salzburgo desde los miradores, a pesar de que la pequeña brumilla que había me ha impedido tener una imagen preciosa de verdad. Y me han gustado mucho los pequeños rincones que ofrece la ciudad, como Kapitelschwemme, Pferdeschwemme o la placita de Alter Markt, uno de mis lugares favoritos de la ciudad. En definitiva, lo que más me ha gustado de la ciudad han sido las vistas de los miradores y el pasear tranquilamente por la ciudad. Lo que por supuesto no quiere decir que lugares como la catedral o la abadía de san Pedro no me hayan parecido impresionantes.
Y, al igual que me ha ocurrido con Múnich y con Baviera, me voy con la sensación de que la región ofrece muchas cosas para ver. Cerca se encuentra el Tirol, con las montañas de los Alpes que veíamos de pequeños en Heidi, además de con sus con sus innumerables pueblecitos como Hallstatt. Desde luego, Austria es un lugar que tendré muy en cuenta para futuros viajes.
Viena: la joya del viaje.
Con muchísima diferencia, ha sido la ciudad que más me ha gustado del viaje. Como he comentado, cuando decidimos realizar este viaje, suponía que Viena iba a ser de largo la que más me iba a gustar, pero mientras preparábamos el viaje me daba la sensación que iba a disfrutar por igual las tres ciudades. Sin embargo, no sé si es porque en efecto Viena es mucho más que Múnich y Salzburgo, o por el espléndido tiempo que tuvimos en la ciudad, completamente distinto al invernal tiempo de Múnich, Viena ha sido la ciudad que más he disfrutado.
Me ha parecido una ciudad llena de edificios grandiosos, y no sabría con cuál de ellos quedarme. Seguramente los dos que más me han gustado han sido el Parlamento y la iglesia de san Carlos Borromeo, aunque edificios como el Ayuntamiento o, sobre todo, los palacios del Hofburg y de Schönbrunn no se quedan atrás. Incluso lugares menos importantes como Hundertwasserhaus me han sorprendido satisfactoriamente, gustándome mucho más de lo que esperaba. Eso sí, a pesar de que en Viena hay iglesias preciosas, como Jesuitenkirche, creo que me quedo con las iglesias de Múnich, que a mi modo de ver han sido mucho más espectaculares.
Pero como digo, de Viena me ha gustado todo, absolutamente todo. Por que como digo, no solo está plagada de impresionantes palacios o jardines preciosos, sino que los edificios de sus calles son preciosos (también es verdad que, como siempre digo, si estuvieran esos edificios en tu ciudad quizás no les prestarías ni la menor atención), y pasear por sus calles es una auténtica delicia. Nunca olvidaré el momento en que, tras recorrer Kärntner Straße, me encontré con la Ópera, vi el museo Albertina, y me giré hacia atrás para volver a ver la calle que había recorrido: de repente todo a mi alrededor era precioso y no sabía a qué fotografiar primero.
Además, Viena es una ciudad que sabe vender muy bien el glamour de los tiempos pasados, con su Ópera y su famosa tarta Sacher, todo ello bajo la atenta mirada de Sisí, presente en todos y cada uno de los lugares de Viena. Ha sido, sin duda, la ciudad que más me ha gustado de todos los viajes que he realizado este año.
Junto con Viena, siempre aparecen asociadas las ciudades de Praga y de Budapest, ya que el circuito Praga-Viena-Budapest es uno de los favoritos de las agencias turistas y de los propios turistas. Tengo que decir que Viena me ha recordado más a Budapest, en el sentido de que es más imperial (Budapest) que medieval (Praga) aunque con muchas más cosas que ver. Si el año pasado comentaba que me había dado la sensación de que en Praga cada pocos metros había algo para ver mientras que en Budapest había menos cosas, podría decirse que Viena es Budapest en todo momento, como la definió mi pareja, ya que, al igual que en Praga, hemos estado todo el rato viendo cosas, en cada momento había algo impresionante.
Siempre surge la comparación entre las tres ciudades. ¿Mi punto de vista? Viena se parece mucho más a Budapest, ya que son ciudades como más magníficas, llenas de palacios y edificios de preciosas fachadas, grandes avenidas.... Me recuerdan al esplendor de finales del siglo XIX. Praga, sin embargo, es más medieval, más al estilo de Tallin o Brujas, menos moderno. Y más romántica, desde mi punto de vista. Quizá me quedo con Viena, seguido de Praga, pero me niego a descartar ninguna, ya que todas han sido preciosas. La verdad es que estoy francamente contento de haber conocido estas tres ciudades, que sin duda alguna se encuentran dentro de las más bonitas de Europa.
Mis impresiones sobre Alemania y Austria.
Tanto Alemania como Austria me han parecido sitios caros para vivir. En cuanto a turismo o restaurantes no me ha parecido mucho más caro que otras ciudades que haya visitado, ya que las entradas a los distintos monumentos no han sido exageradamente caras, y en cuanto a la comida, si buscas, siempre se puede comer por el precio que uno quiera, obviamente mejor o peor. Sin embargo, sí nos ha chocado el alto precio del agua en los restaurantes, ya que por lo general pagábamos seis euros e incluso seis euros y media por el agua.
El transporte en cambio sí que me ha parecido muy caro. Que el billete sencillo del metro de Múnich cueste dos euros y medio me parece una auténtica barbaridad. Sin embargo, en el transporte he tenido sensaciones contradictorias en cuanto al precio. Por un lado, los billetes sencillos me parecían muy caros, pero por otro lado uno podía encontrar grandes chollos como el Bayern Ticket, donde por trece euros cada uno, una pareja podía hacer en un día cuantos viajes en tren quisiera por todo Baviera, llegando incluso a Salzburgo. Pero salvo esas excepciones, uno luego se daba de bruces con la realidad cuando pagaba ocho euros por un viaje de poco más de veinte minutos desde Viena al aeropuerto.
Conclusión
Lo que más pena me ha dado es que "solo" hayamos tenido nueve días de viaje, lo que nos ha limitado a conocer únicamente estas tres preciosas ciudades. Sin embargo, como he descubierto, la cantidad de lugares preciosos que se pueden ver en dicha zona es inimaginable. Por ejemplo, a apenas sesenta kilómetros de Viena se encuentra Bratislava, que si bien no es una ciudad tan espectacular como Viena, Praga o Budapest, sí que es un destino muy atractivo para hacer una excursión de un día desde Viena. Por otro lado, Salzburgo se encuentra a apenas unos kilómetros del Tirol, donde se pueden ver algunos de los paisajes más bonitos de Europa, con las típicas montañas de Heidi o pueblos tan bonitos como Hallstatt. Finalmente, Baviera, y toda la zona de Alemania, es una de las zonas más bonitas de Europa, poblada de preciosos paisajes, ciudades pequeñas como Rothenburg ob der Tauber, o más grandes como Núremberg o Ratisbona, y sobre todo, una ciudad que tengo muchas ganas de conocer: Dresde, en Sajonia.
Este ha sido sin duda el viaje que más me ha gustado de este año, aunque no ha sido fácil elegir, porque este año he visitado una cantidad de lugares preciosos, como Berlín, Moscú, Estocolmo o Tallin. Lamentablemente, seguramente tenga que bajar el pistón para el año que viene, ya que tantos viajes en un año son demasiados, sobre todo cuando uno tiene en mente realizar un viaje importante en dos años, seguramente a Asia.
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