Se acaba el verano y, como en los dos últimos años, nosotros lo celebramos con el viaje más importante del año. Tras dos viajes preciosos, uno en el que vimos Praga y Budapest, y otro en el que conocimos las ciudades de Múnich, Salzburgo y Viena, nos encontrábamos ante la tarea de encontrar un destino que fuera igual de apetecible que los de los dos años anteriores. Y no fue difícil encontrarlo: decidimos que Italia fuera el destino de nuestras vacaciones.
Desde siempre Italia ha sido una espinita que he tenido clavada, pues era de lejos el país que más ganas tenía de conocer, pero por distintos motivos nunca había podido ir. Pero este sería el año definitivo, el año en que conocería Italia.
De entre todos los destinos turísticos que ofrece Italia decidimos centrarnos en Roma, Florencia y Venecia, las que sin duda son las tres ciudades más turísticas de Italia. Milán era la cuarta ciudad que tenía ganas de conocer, pero se alargaba demasiado el viaje, y además siempre podría irse a esta ciudad en un puente, aprovechando la conexión directa entre Bilbao y Milán. También sopesamos la posibilidad de ir a Nápoles en vez de a Venecia, ya que mi pareja conocía las tres ciudades que íbamos a visitar, y así podría conocer algo nuevo. Pero al final decidimos centrarnos en las tres ciudades más importantes de Italia. Para el resto de ciudades (Milán, Génova, Nápoles, Turín...) ya tendríamos tiempo, pues todavía quedan muchos viajes por hacer. Así pues, tras mucho tiempo esperando, por fin podría conocer el país que tantas ganas tenía. Os invito a descubrirlo.
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